Soundtrack for the Day.

miércoles, 7 de marzo de 2007

La Reunion Ausente.

Soy un persona llena de nostalgias y remordimientos, lo digo así porque es la verdad, porque recuerdo muchas veces como en mi habitación y pasada la madrugada no podía dormir añorando mejores épocas, "siempre el tiempo pasado es mejor" sin duda, es por eso que siempre ansié mi reunión de secundaria (la etapa mas significativa de mi vida).

Pero el destino es una mano que juega al ajedrez contigo (y a las damas, al risk y ahora que el destino se ha vuelto un púber a la playstation 3), así bajo el mando del destino resulto que cuando por fin la ansiada reunión se llevo a cabo estaba yo desde hace un tiempo a cientos de kilómetros de esta.

Ahora que a sido narrada por un buen amigo (el robo, que junto con Andrés, el Borracho, Dwight y el Varro serán protagonistas de mis posteriores anécdotas) me siento tranquilo de no haber ido, porque al parecer no me perdí de mucho, o mejor dicho, nada de lo que me perdí me interesaba.

Debería existir una ley que impida a las personas reencontrarse después de años. Yo ahora tengo veintiuno (veintidós maldita sea, a empezar a acostumbrarse): hay mucha gente que dejé de ver a los 15, cuando terminé el la secundaria. Los rostros de todos permanecen en mi memoria como eran: púberes y sonrientes.

Y es que es hora de decirlo ¡Los cuerpos y caras de las personas que dejamos de ver en la infancia no crecen con normalidad, por el amor de dios! Son rostros que se agigantaron de un modo perverso, que se deformaron, que se expandieron hasta el infinito.

Todos los compañeros de la infancia que vemos de en la madurez, ¡todos!, se parecen al hombre elefante. Son monstruos peligrosos que regresan malheridos desde el patio del recreo; son personas con botulismo.

Yo prefiero lo paulatino y reconocible, la seguridad que da el amigo viejo, la tenacidad de su rutina. Quiero la amistad silenciosa del que va creciendo a mi lado, no el encontrarme a alguien que ya creció del todo y sin mí. Ver a un niño convertido en un hombre es aterrador, pasa lo mismo con muchas mujeres las que mas (las que menos son unas minotas pero tienen novio).

Lo peor de toparnos con fantasmas del pasado es que nos obliga a ver, en el reflejo de sus ojos, nuestra propia y acelerada deformidad. Por primera vez. Yo también era un púber en su memoria. Yo también tenía la vida por delante y buscaba las sonrisas, de una punta a la otra del salón. ¿Por qué no haber dejado las cosas así, compañero?

Lo que lamento en lo más profundo de mi corazón es que sin quererlo nos hayamos convertido en personas repugnantes.

2 comentarios:

Oz dijo...

Gracias Cuau; apenas encarrilados como veras.

Ya paso por el Flickr.

Anónimo dijo...

Hola Oscar...vaya que tu lado poeta y soñador lo intuía ...pero ahora lo descubro...me dio gusto encontrarte nuevamente igual...porque no te he visto ahora hombre...dejó tu risa adolescente en mi memoria...y dejó tus recuerdos sobre mí contigo...vieja compañera ...amiga Delia