No soy un cotidiano...
El DF no es tal cosa, quiero decir que no es aquella zona fantasma de guerra que mi madre grabo en mi memoria, ni es tan poco esos descomunales anuncios que temía cuando era niño, pero si es una ciudad llena de miseria, es lo que le pasa a las provincias cuando crecen demasiado rápido, cuando la gente amable empieza a perder la fe.
Ya no son los fantasmas que me aterran, los de mi infancia, de esperar la muerte en cada esquina, pues esta ciudad que mato a mi padre y así escribió mi historia, tiene una cuenta que cobrar para con todos, y muchas veces se la cobra con quien no la debe.
Lo que me aterra es ahora, el cotidiano, el "una ayudadita" cada tiempo, aquella mirada lastimera que acompaña siempre el ruego, el discurso inútil de los vendedores de CD en el metro, de los mullidos, de los ciegos, el "saca un varo" sin intención, el rogar incluso por una mitad de torta, aquella milagrosa torta de tamal.
Vaya que lo que me aterra no es vivir en una casa, que es exacta a la de aquella peli de Hitchcock, con una ducha idéntica, con un compañero de cuarto que es maestro peripatético y chimenea, con Norman Bates de rentero y con su madre por la que seriamente temo será la victima un gravoso intento de asesinato.
No me aterra el ambiente, ese smog que atasca mis fosas nasales, y me obliga a sufrir de gripe ligera todas las mañanas, como si hubiera fumado toda la noche anterior, esa sensación de suciedad que hay por todas partes en el metro, en las casas, en la gente y que se impregna en el alma, opacándola.
Lo que mas me aterra es aun ver todo esto, no ser un zombie taciturno que se sube en San Cosme y se baja en Tasqueña, ser el que aun se detiene a ratos, mira hacia el cielo opacado por titanes de vidrio y asfalto y abre la boca, ser el que aun le ve el culo a las chicas bonitas cuando nadie mas lo hace, el que responde a las miradas perdidas con una sonrisa en el metro.
Así descubrí que el terror no era hacia ellos, sino hacia mí. El que se observa en el espejo.
Ya no son los fantasmas que me aterran, los de mi infancia, de esperar la muerte en cada esquina, pues esta ciudad que mato a mi padre y así escribió mi historia, tiene una cuenta que cobrar para con todos, y muchas veces se la cobra con quien no la debe.
Lo que me aterra es ahora, el cotidiano, el "una ayudadita" cada tiempo, aquella mirada lastimera que acompaña siempre el ruego, el discurso inútil de los vendedores de CD en el metro, de los mullidos, de los ciegos, el "saca un varo" sin intención, el rogar incluso por una mitad de torta, aquella milagrosa torta de tamal.
Vaya que lo que me aterra no es vivir en una casa, que es exacta a la de aquella peli de Hitchcock, con una ducha idéntica, con un compañero de cuarto que es maestro peripatético y chimenea, con Norman Bates de rentero y con su madre por la que seriamente temo será la victima un gravoso intento de asesinato.
No me aterra el ambiente, ese smog que atasca mis fosas nasales, y me obliga a sufrir de gripe ligera todas las mañanas, como si hubiera fumado toda la noche anterior, esa sensación de suciedad que hay por todas partes en el metro, en las casas, en la gente y que se impregna en el alma, opacándola.
Lo que mas me aterra es aun ver todo esto, no ser un zombie taciturno que se sube en San Cosme y se baja en Tasqueña, ser el que aun se detiene a ratos, mira hacia el cielo opacado por titanes de vidrio y asfalto y abre la boca, ser el que aun le ve el culo a las chicas bonitas cuando nadie mas lo hace, el que responde a las miradas perdidas con una sonrisa en el metro.
Así descubrí que el terror no era hacia ellos, sino hacia mí. El que se observa en el espejo.
4 comentarios:
HI OSCAR , SALUDOS ESPERO TE VALLA BIEN Y RECUERDA QUE TE QUIERO MUCHO. LILY :d
Everyhing's not lost.
God -Whoever-His-Face- always chooses the weirdest situations to try us.
Nah, i got more interesting things to do...
hahahaha!!! buena respuesta "DIOS"
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